Curso del 17 al 19 de Febrero 2012
Annette y EnriqueDedicamos nuestra labor al retorno de la Madre Cósmica
Tú, que eras desde antes de la formación del MundoTú, que eres la belleza de la tierra fértil y la Luna plata entre las estrellas
Tú, origen y destino de donde todo fluye
Tres veces Diosa
Virgen, Madre, Sabia
Trinidad y Unidad a la vez
Siempre cambiante y la misma
Ojalá se pueda sentir nuevamente tu latido
En confianza y unión
Durante varios miles de años, en las sociedades premonoteistas de diferentes culturas en alejados países en el mundo, se honró a la Diosa, la Gran Madre. Ella representaba los principios femeninos: Intuición, sensibilidad, unidad, el misterio y el recibir.
En Oriente estos principios se denominan "Yin". "Ella habita en el cuerpo de todos los seres vivos, donde se manifiesta en forma de energía, y también en cosas inanimadas, como rocas y piedras. No existe un solo lugar donde no esté presente la Madre" (cita de un texto tántrico).
La Diosa siempre se encuentra acompañada del Dios, su opuesto polo masculino, que representa la razón, la lógica, el pensamiento lineal y el quehacer, lo que constituye el principio del "Yang". Ambas deidades se complementan.
Esta pareja divina la encontramos en todas las culturas: en India la componen Shakti y Shiva, En Egipto Isis y Osiris y en Occidente la Diosa Madre y su Dios Astado. Sus leyendas describen sus cíclicos encuentros anuales, su unión amorosa que procrea la nueva vida. Su relación representa las estaciones que retornan cada año con su ciclo de siembra (primavera), crecimiento (verano), cosecha (otoño), y la muerte y renacimiento (invierno). Al mismo tiempo, este proceso refleja las fases de nuestra vida. En torno al 1 de mayo es la fiesta anual, fecha en que la Diosa y el Dios, aún jóvenes, se unen sexualmente en el denominado Matrimonio Sagrado. A un nivel básico esta festividad es un ritual para propiciar la fertilidad de la tierra con el fin de obtener una buena cosecha en otoño.
Tanto en Europa como en Oriente han existido centros de conocimiento sobre el llamado Matrimonio Sagrado: la unión sexual de los amantes que, por transformación de la energía sexual abre el camino al éxtasis no solo corporal, sino también del espíritu de quienes practican el acto como una directa vivencia de la Energía Divina. Se supone que ese conocimiento era intercambiado mediante maestros viajeros y que también existieron templos donde mujeres y hombres practicaban estos ritos sagrados.
Los templos de la antigua religión fueron destruidos poco a poco al llegar el Cristianismo en Europa hace 2000 años. En su lugar fueron construidas iglesias y las festividades de la antigua religión lentamente fueron sustituidas por sus equivalentes cristianas. La Navidad, el nacimiento de Jesús, fue instaurada alrededor del año 300 y suplantó a Yule, fiesta del renacimiento de la Luz, el solsticio de invierno, que hasta entonces se celebraba el 25 de diciembre. La Diosa había descendido a las oscuridades de la tierra para buscar a su amado y, cuando lo encuentra, es el momento de su nacimiento, la luz que retornará a la tierra. La naturaleza no ha muerto, se ha retirado para renovarse a sí misma.
Como en todas las festividades anuales de la antigua religión, siempre hay un equilibrio entre el polo femenino y el masculino, Diosa y Dios. Fertilidad y sexualidad se encuentran aquí inseparablemente unidas. El catolicismo nos enseñó que Dios está en el Cielo, separado del mundo, y los poderes de la naturaleza, lo instintivo y lo intuitivo fueron declarados diabólicos. Sin embargo, la Diosa es difícil de arrancar de los corazones de la humanidad. Como compromiso, la Iglesia Católica la despojó de su "peligrosa" sexualidad y le otorgó un lugar bajo la forma de la Virgen María.
Durante los últimos 2000 años han sido acentuadas las cualidades "masculinas", las ciencias y la producción, materias que nos han provisto de muchas cosas. Desgraciadamente esto llegó acompañado de la negación y el desprecio de los valores que denominamos "femeninos": todo lo frágil, todo lo cóncavo, lo irracional y lo difícil de calificar, el misterio. El resultado es que se ha perdido el equilibrio.
Muchos sostienen que vivimos una época donde se nos invita a la síntesis de los poderes. La integración de ambas polaridades nos puede llevar un paso más lejos. Este es un proceso que, por un lado, desarrolla la sociedad y, por otro, cada individuo puede recorrer: la unión del Dios y la Diosa en uno mismo, la reunión del ser y el hacer. La unión sexual con todo tu ser es infinitamente diferente a una serie de manipulaciones dirigidas a la excitación de los órganos genitales. ¡Tu ser entero es una gran zona erógena!
La energía kundalini subiendo por la columna.
Si incorporamos en nosotros mismos el equilibrio entre femenino y masculino, yin y yang, podemos abrirnos a nuestro núcleo divino y aprender a ver el de nuestra pareja. Entonces una relación puede convertirse en un vehículo de transformación emocional, sexual y espiritual. A esto denominamos Relación Sagrada.
Para ello es necesario coraje y determinación porque te confronta con lo que ocultaste en lo más profundo de ti y que prefieres no ver. Es una situación difícil que querrás eludir.
Si logras mantenerte presente en la relación, entonces has dado un paso más en el mágico camino del Amor Sagrado.
Próximo curso:
Del 17 al 19 de Febrero 2012 en Sevilla. Inf 607875172 http://www.amorsagrado.com/
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